Después de un duro día de trabajo, llegamos a casa y cuando terminamos de una relajante ducha, nos vamos a la cama a descansar, a desconectar de ese día tan largo que hemos tenido, y cuando por fin estamos cogiendo el sueño, damos un fuerte brinco en la cama con todo nuestro cuerpo, como si estuviésemos cayendo al mismísimo vacío. ¿Cuantas veces os ha ocurrido esto? Pues bien aquí os dejamos este articulo para poder despejar dudas sobre este tema.
Algunas personas hablan del «viaje» o «desdoblamiento astral» como de una situación en la que «algo» (nosotros, como entidad psíquica) se desprende o separa de otro «algo» (el cuerpo de carne, hueso y pellejo). En realidad esto ocurre siempre que nos sumergimos en el sueño fisiológico, o sea, cuando el cuerpo se duerme. Quiere decirse que los sueños son «viajes astrales» o como se prefiera llamarlos. Aunque si hablamos de «sueño lúcido» queremos decir que estando en el «mundo onírico» nos damos cuenta del hecho de estar allí, mantenemos la lucidez, somos conscientes de ello (en mayor o menor grado) y, por tanto, podemos movernos a voluntad (a derecha, izquierda, arriba, abajo incluso dirigirnos a lugares concretos.
Conviene saber que algunas veces se describe el fenómeno de ver el cuerpo físico acostado en la cama. Esto es muy fácil de experimentar si sabemos cómo efectuar la salida de nuestro cuerpo de manera consciente y voluntaria (algo que se produce de todas maneras cuando nos quedamos dormidos, aunque seguramente sin conciencia o lucidez de ello).
Hay personas que describen situaciones verdaderamente increíbles como este joven que estaba durmiendo una siestecita sobre las tres de la tarde pero con la idea de no dormir demasiado porque tenía que ir al colegio. Finalmente se quedó casi totalmente dormido cuando sintió que llamaban a la puerta. Rápidamente se incorporó en la cama, algo sobresaltado y, delante de él, tenía una escena singular. Resulta que estaba viendo, a escasos centímetros de él, sus propios pies, calzados con las zapatillas de lona azul que efectivamente tenía puesta. La visión era extraña para el muchacho, pues no recordaba haberse visto los pies desde tan cerca. De hecho le parecía imposible que sus ojos pudieran estar tan cerca de los pies. Algo confundido miro hacia atrás y ¿qué creéis que vio?… ¡Su propio cuerpo, con los ojos cerrados y la boca entreabierta! El joven se asustó enormemente e e inmediatamente se despertó.
Muchas son las personas que aseguran que sentían que no estaban completamente dormidas cuando tenían esta sensación de caídas. Cuando preguntamos si recuerdan que estaban soñando no saben que contestar pues para ellas estaban aun en el proceso del inicio del sueño.